La Planificación estratégica resulta de particular interés para los directivos de las organizaciones modernas debido a que la gestión de negocios está siendo afectada por un sinnúmero de variables internas y ambientales complejas e impredecibles.
En tal sentido, el marco de formulación
de la estrategia debe considerar tanto los recursos y capacidades con que se
cuenta, como el comportamiento futuro de las principales variables (económicas,
competitivas, tecnológicas, políticas; entre otras) que atañen a la
organización, a fin de precisar en el presente las decisiones y acciones que
permitirán alcanzar el éxito en el mediano y largo plazo.
La hipótesis del éxito estratégico
formulada por Igor Ansoff a
principios de los años 80 sostiene que el rendimiento de una empresa es óptimo
cuando su estrategia externa y sus recursos-capacidades se adaptan a las
turbulencias del entorno.
A continuación algunos conceptos y enunciados claves mencionados por Ansoff para orientar la gestión de negocios desde el enfoque de la Planificación Estratégica.
Las industrias y empresas que solo se ocupan de satisfacer necesidades básicas tendrán que soportar la arremetida de nuevas organizaciones capaces de proveer al nuevo consumidor de productos y servicios cuyos atributos de valor satisfagan sus necesidades y expectativas.
Las acciones y políticas de las empresas respecto al ambiente están cobrando en la actualidad una importancia de primer orden; debido a que imponen, por una parte, un conjunto de restricciones y requisitos para la actividad productiva y de comercialización de bienes y servicios, pero a la vez son una fuente de información y oportunidades de negocios.
Los directivos del siglo XXI (ya sea que se desenvuelvan en empresas lucrativas, de propiedad social u organizaciones públicas) deben dar una mayor importancia a la planificación estratégica, ocupándose de estudiar y enfrentar las turbulencias y discontinuidades del entorno que hacen imposible predecir el futuro a través de la extrapolación del pasado.
Igor Ansoff recomienda el siguiente proceso al formular e instrumentar la estrategia a fin de poder alcanzar las objetivos de la organización:
1.-Identificar las amenazas,
oportunidades y aquellos sucesos innovadores únicos capaces de afectar y
cambiar las tendencias históricas.
2.-Una vez realizado el diagnóstico correspondiente, se debe continuar
con un análisis competitivo que reconozca las posibilidades de mejoras que
permitan alcanzar ventajas competitivas sostenibles en el
mediano y largo plazo.
3-Si las distintas Unidades Estratégicas
de Negocios (UEN) no ofrecen los mismos atractivos, es conveniente
realizar un análisis estratégico de la cartera, comparando las posibilidades de
la empresa en las distintas UEN a fin de distribuir recursos de forma
proporcional a sus expectativas futuras.
4-Si las expectativas futuras de la
cartera actual son deficientes, la empresa debe realizar un análisis de la
diversificación a fin de identificar nuevas áreas de negocios hacia la cual
desplazarse y poder crecer.
5-Una vez formuladas las metas y
objetivos de la empresa, se establecen los programas de acción y presupuestos
para cada una de las unidades de negocios claves, de cuya efectiva implantación
dependerá que se creen los valores que el mercado y la sociedad demanda en
forma de productos y/o servicios, generándose en consecuencia los beneficios
esperados.
Finalmente, es importante destacar la
diferencia entre las dimensiones tácticas y operativas, y las estratégicas.
Mientras que las primeras impactan la creación de valor y la obtención de
beneficios, la segunda es responsable del potencial futuro de la empresa.
Es por ello que sin formulación estratégica no hay rumbo debido a que las directrices y marcos de acción correspondiente no están predeterminados. Por otra parte, sin acciones tácticas y operativas los planes estratégicos son solo un listado de buenas intenciones. Ambas dimensiones deben alinearse de manera perfecta para que el éxito estratégico sea posible ahora y en el futuro.
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