No son suficientes la responsabilidad clĂĄsica de los empresarios ni la filantropĂa para responder con efectividad a las necesidades sociales. Se debe redefinir el propĂłsito de las empresas porque de eso depende su progreso y su existencia (Michael Porter)
SegĂșn Porter y Kramer (2011) en los
Ășltimos años las empresas han sido vistas como causa importante de los
problemas econĂłmicos, ambientales y sociales del mundo moderno, lo que ha
acentuado la creencia de que estas prosperan a costa de la sociedad.
Ciertamente,
hoy dĂa un gran nĂșmero de empresas sigue optando por una gestiĂłn de negocios
que obedece a una visiĂłn estrecha de la creaciĂłn de valor, privilegiando
el desempeño financiero de corto plazo y la consecuente desestimación de las
necesidades mĂĄs importantes de los clientes y la sociedad en general.
Al respecto, Porter y Kramer abogan
por un nuevo sistema de gestiĂłn orientado a la creaciĂłn de valor
compartido, visto este como una forma de crear valor econĂłmico
para la empresa al mismo tiempo que se crea valor para la sociedad.
En este sentido, la creaciĂłn de valor debe
ir mĂĄs allĂĄ de la llamada Responsabilidad Social Empresarial y de la
filantropĂa, por lo que debe estar soportado en una preocupaciĂłn autĂ©ntica que
conlleve a polĂticas, estrategias y prĂĄcticas de negocios abocadas a resolver
necesidades fundamentales de la sociedad de forma autosostenible ahora y en el
futuro.
Desde este paradigma se asume una
nueva perspectiva de la competitividad empresarial; donde la capacidad de colaborar,
interactuar y gestionar entre los diferentes entes con y sin fines de
lucro (ademĂĄs del gobierno) produce una estructura de valor donde el todo es
mayor que la suma de sus partes.
De esta forma el valor creado genera un
efecto multiplicador que produce un mayor bienestar no solo en los
grupos de clientes y/o ciudadanos objetivos, sino en el resto del conglomerado
social que se encuentra en las ĂĄreas de influencia de las distintas
organizaciones involucradas.
En conclusiĂłn, parafraseando a Gustavo Mutis, las empresas que opten por un proceso de
transformaciĂłn hacia el valor compartido deben entender que este implica un
esfuerzo estratégico extendido a todos los individuos; asà como una
asignaciĂłn de importantes recursos de gestiĂłn para impactar el desarrollo
diario de las actividades del negocio.
Por todo
esto es fundamental que los directivos tengan claro el horizonte y la
importancia estratégica de esta perspectiva, la cual debe estar alineada a su
misiĂłn, visiĂłn y valores de negocios.
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